De los pipicanes a las papeleras caninas
Tabla de contenidos
Pipicanes y papeleras caninas
El mobiliario urbano ha ido cambiando a medida de las necesidades de los ciudadanos. Uno de esos cambios tiene que ver con la gestión de la limpieza de los excrementos caninos por parte de los dueños. La recogida de los excrementos siempre ha causado polémica en las ciudades. Primero, por los dueños que sí recogen las necesidades de sus perros. Segundo, por los ciudadanos que no tienen mascotas. Estos no tienen que tener las calles que pagan por tener limpias llenas de excrementos por culpa de dueños irresponsables.
Una de estas medidas tomadas por los ayuntamientos para que sus calles permanezcan limpias fueron los pipicanes. Estos parques de arena llenaron nuestras ciudades y pueblos para que los perros hicieran sus necesidades en un recinto especial. Sin embargo, no resultó, ya que el que es incívico, lo seguía siendo a pesar de tener más facilidades. Estos recintos de arena variaban las dimensiones dependiendo de los pueblos y ciudades. Las diferentes campañas de sensibilización sobre este grave problema de los excrementos y pipís no parecía tener encauzadas medidas que se esperasen efectivas.
Papeleras caninas
Ante esta polémica, las papeleras caninas resultan ser una opción que gusta a todos. Estas papeleras caninas se ponen en cualquier lugar y vienen con bolsas incluidas para que nadie objete que se le han olvidado en casa. Además, encima de estas bolsas se encuentra el recinto para introducir el excremento. Esto significa que no puede haber un formato más cómodo.
Debate vecinal sobre los pipicanes
Muchos municipios se negaron a instalar más pipicanes por las quejas de los vecinos que vivían cerca. Estos vecinos decían que el parque estaba en mal estado, que no se limpiaba con regularidad y que daba lugar a la proliferación de excrementos de mascotas en la zona de juegos infantiles. Los numerosos ataques de los perros de las denominadas “razas peligrosas” a niños y mayores causan preocupación a los padres que van a los parques con sus hijos a jugar después del colegio. Por lo tanto, muchos padres se niegan a que los perros puedan estar sin atar en los lugares frecuentados por niños, ya que un ataque de este tipo de perros puede causar daños insalvables en la vida de los niños.
Los vecinos dueños de mascotas, por otra parte, se quejaban de la falta de espacios habilitados para estar con sus mascotas. En Soria, un colectivo de vecinos con perro se pusieron manos a la obra para que el ayuntamiento no les quitase los pipicanes. Este colectivo tapó los huecos entre las vallas con cinta. Además, cada día cargaban con una puerta plegable que colocaban en el hueco previsto para entrar al pipican. “Lo mejor sería que las vallas fuesen más altas y sobre todo que hubiera una puerta de verdad”, reclamaba el dueño Javier Lázaro. Este colectivo admite que deben estar “muy pendientes” de sus animales. Sin embargo, admiten que hay veces que se encuentran en situaciones descontroladas. Por ejemplo, “igual están en celo o ven una paloma y se lanzan fuera y puede haber cualquier persona o incluso irse a la calle”. Tienen miedo de que pueda haber “algún accidente”.
No Comentarios